CRÓNICA DE LA FIEBRE PORCINA CLÁSICA O CÓLERA PORCINO EN MÉXICO
Antonio
Morilla González
Contenido
Historia de la FPC
Historia de la cepa vacunal PAV-250
Experiencias
con las pruebas de potencia de las vacunas en el laboratorio y en el campo
Referencias
Historia
La enfermedad se describió por primera vez como una enfermedad mortal para
los cerdos cerca del Río Ohio en los Estados Unidos; esto era debido a que en
la década de 1830 había muchas destilerías para producir cerveza. Los desechos
eran utilizados para alimentar a los cerdos, por lo que los cerdos eran
llevados de todos lados hasta llegar a una población de alrededor de 3,
000,000. En esta población se presentó un brote de FPC con una elevada
mortandad. Debido a que los animales también presentaban diarrea le llamaron
Hog Cholera o Cólera Porcino porque la gente estaba familiarizada con el Cólera
Humano y la enfermedad en cerdos también se presentaba con diarrea.
En el Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana de 1886 apareció “…….. que
el ganado de cerda que se introduce a esta capital procedente del Estado de
Michoacán, se halla infestado con una enfermedad contagiosa que determina la
muerte violenta en el mismo ganado…..” “…. esta enfermedad no se había visto
nunca antes… ” por lo que organizaron una comisión para hacer el diagnóstico y
evitar que se difundiera, la cual concluyó que se trataba de la “……enfermedad
roja de los puercos….. ” y que para evitar que se difundiera más se
implementaron nueve disposiciones entre la cuales estaba que no entraran más
animales de Michoacán, que debido a que probablemente venía de los Estados
Unidos que se inspeccionaran los animales, etc. Esta nota estaba firmada por el
Dr. José de la Luz Gómez. Probablemente esta es una de las primeras
informaciones de la presencia de las llamadas enfermedades rojas de los cerdos
en las que se incluyen FPC, Salmonella choleraesuis y Erisipela, en el
país (Gómez 1892; López 1918).
Para evitar que entraran animales infectados se publicó en el Diario
Oficial de la Federación el día 18 de julio de 1923 un Decreto prohibiendo la
importación de animales afectados de enfermedades infectocontagiosas de la
Secretaria de Agricultura y Fomento (SAF).
El MVZ Ramiro Ramírez Necochea informó que hizo el primer aislamiento del
virus, le denominó cepa Copilco y que el hallazgo fue publicado en la primera
Reunión Anual del CENIP en 1963 (Ramírez Necochea comunicación personal).
El MVZ Ramírez Necochea et al.
Escribieron un libro sobre “Historia del cólera porcino (fiebre porcina
clásica) en México en el siglo XX” en donde describen principalmente la
historia de las vacunas. En: https://books.google.com.mx/books?id=FldcwfNDJmMC&pg=PA145&dq=colera+porcino+mexico&hl=es-419&sa=X&ei=P-rkVNKKJePGsQTqzoGgCA&ved=0CB0Q6AEwAA#v=onepage&q=colera%20porcino%20mexico&f=false
La FPC o Cólera Porcino que es viral sólo se puede controlar por
vacunación. Para hacer la vacuna se inoculaba con snagre conteniendo virus de
FPC a un cerdo y cuando alcanzaba una temperatura rectal entre 40◦C a 41◦C se
sangraba usando un anticoagulante, se le adicionaba cristal violeta y se
mantenía a 37◦C por una hora para inactivar el virus. De esta sangre se
vacunaban cerdos susceptibles con 2 ml pero debido a que la inactivación del
virus no siempre era la adecuada llegaba a provocar brotes de FPC.
La actualmente llamada Fiebre Porcina Clásica (FPC) se le llamó en un
inicio Cólera Porcino. En una reunión en 1991 se le cambió el nombre de Cólera
Porcino al de Fiebre Porcina Clásica (FPC) para evitar que la enfermedad se
confundiera con el brote de Cólera Humano que había llegado a América en esas
fechas y evitar una mala interpretación por parte del público.
Román et al. (2014) mencionaron
que la “Fiebre Porcina Clásica es la enfermedad que más estragos ocasionó en la
porcicultura en México en el siglo XX. De acuerdo a estimaciones de José María
Pérez Hernández en 1861 había en el país un total de 3, 867,494 cabezas de
ganado porcino y según Ramírez Necoechea, debido a la FPC el número de cabezas
se redujo a 643 mil para 1897.
Eutimio López Vallejo en 1918 reportó el aislamiento de la sangre y
órganos de cerdos enfermos de Rouget, una bacteria que le llamó Coco bacilo
del mal rojo mexicano del Cerdo. En esa época no se distinguía la
erisipela, salmonelosis y al cólera porcino le llamaban Pneumoenteritis
P. Solana Martagón
“Pablo Correa regresó de su maestría en 1966. Debido a que manejaba
cultivos de células para el crecimiento del virus a diferencia del
procedimiento que se usaba anteriormente que era embrión de pollo, se construyó
un edificio diseñado para el manejo de los virus y de esta manera se trabajó
con los problemas virales que aquejaban la ganadería del país. En una visita
del Dr. James Baker de la Universidad de Cornell, E.U., que vino a México por
invitación de Ricardo Flores, se planteó el problema del cólera porcino,
(fiebre porcina clásica) en el país y la falta de una vacuna efectiva para su
control. El Dr. Baker le dio al Dr. Flores la cepa PAV250 con la que el Dr.
Correa obtuvo semilla suficiente para llevar a cabo los trabajos que
demostraron la eficacia de esta vacuna para proteger a los cerdos contra el
cólera porcino. Esta vacuna posteriormente fue entregada a PRONABIVE. A través
de su uso masivo en todo el país se pudo lograr la erradicación del cólera
porcino”
Desde inicios de la década de 1980 se sabía que era necesario hacer pruebas
de potencia de las vacunas antes de que salieran al mercado. El MVZ Mario
Martell y el MVZ Antonio Morilla se abocaron a hacerlas y se encontró que
efectivamente casi el 30% de los lotes de vacuna no pasaban las pruebas, que
consistía en vacunar a 5 cerdos los cuales se desafiaban junto con 3 cerdos centinelas
con virus de desafío.
El Dr. Morilla se abocó a hacer la misma prueba pero en condiciones de
granja; para esto solicitaba a los porcicultores 5 cerdos que habían sido
vacunados por lo menos 15 días antes en condiciones de la granja; eran transportados
a las unidades de aislamiento y ahí eran desafiados junto con testigos. Martínez et
al, (1992) encontraron que no todos los cerdos estaban
completamente inmunes, o sea que los 5 cerdos estuvieran protegidos. Debido a
que sólo el 56% de los lotes de cerdos estaban completamente protegidos y el
44% restante la inmunidad era variable siendo desde 4 inmunes de los 5
vacunados hasta llegar a 0 inmunes.
Debido a que en condiciones de campo la vacuna de virus vivo, en ocasiones,
no tenía la potencia adecuada y las piaras no quedaban sólidamente inmunizadas. se analizaron los pasos de la
vacuna en la cual podría debilitarse. Martínez
Jaúregui et al. (1992) analizaron la cadena de frío, pensando que la vacuna se calentaba en su trayecto pero
no fue así. Martínez et al.
(1991) sospecharon que la vacuna no era eficaz cuando se vacunaba durante el
destete, pues éste era inmunosupresor, y sí se vacunaba durante ese período la
vacuna no iba a ser eficaz; para nuestra sorpresa la vacuna de virus vivo si
protegía a los cerdos que habían sido vacunados en esa etapa. Además habíamos
observado que los trabajadores para facilitar la vacunación vertían los frascos
de vacuna de 50 ml en una botella limpia de 500 ml a la que se le ponía una
jeringa automática; la botella y la jeringa automática la ponían en la bolsa
trasera del overall y de esta manera se podía vacunar una gran cantidad de
cerdos. Debido a que la botella se calentaba en la bolsa trasera del overall,
pensamos que al calentarse la vacuna de virus vivo, se inactivaba; por este
motivo procedimos a diluirla y la pusimos en baño María a 37◦C hasta por una
hora. Vacunamos a 5 cerdos y después de dos semanas los desfiamos. Para nuestra
sorpresa la vacuna calentada en esas condiciones, protegía a todos los cerdos.
O sea que el virus vacunal era muy resistente a la temperatura pues no se había
destruido cuando se puso por 60 minutos a 37◦C. Más adelante el Dr. Terpstra
comentó que la vacuna se inactivaba a los 90 minutos a 37◦C (Terpstra, C.
comunicación personal). Otro problema que observábamos es que se utilizaba la
misma aguja para vacunar una gran número de cerdos. A veces después de
vacunarlos aparecía un brote de FPC y sospechamos que era debido a que se
utilizaba un sola aguja la que transfería el virus, en caso de que hubiera uno
virémico. Entonces iniciamos una campaña para que se usara una “aguja por
animal” para evitar este problema
En una ocasión el dueño de una granja nos comentaba que la
vacuna estaba provocando choques en los animales. Fuimos a ver y resultó que se
estaban chocando los cerdos que eran vacunados por primera vez, lo que sugería
que no era choque anafiláctico por IgE; sospechamos que se trataba de un choque
endotóxico por contaminación bacteriana de la vacuna. Para demostrarlo le
inyectamos a los cerdos 100 microlitros de vacuna en la oreja, e inmediatamente
les apareció un hematoma, lo que sugería que efectivamente se trataba de un
choque endotóxico. En el laboratorio sembramos la vacuna y encontramos que
estaba muy contaminada. Se lo comentamos al productor de la vacuna, se enojó y
nos dijo que gracias y se fue.
En la Zona Libre de FPC, donde estabamos trabajando, los
casos de FPC habían desaparecido después de la vacunación de todos los cerdos
tanto tecnificados como de traspatio. Esto indicaba que la inmunidad de hato
casi de 100% evitaba que se presentara la enfermedad. El MVZ Eder Estrada en
esa época estaba haciendo una encuesta sobre cómo se movían los cerdos de
traspatio que se vendían en los mercados de animales. En el Estado de México le
dijeron que los cerdos provenían de la zona traspatiera de la Zona Libre y sí
no se vendían en el mercado del Edo. de México, los llevaban a otro mercado que
podría ser Puebla y si no se vendían entonces los llevaban a otros mercados,
por ejemplo el de Veracruz; sin embargo cuando los cerdos estaban baratos en
alguno de los mercados, los compraban y si no se vendían regresaban hasta las
granjas traspatieras de la Zona Libre de FPC, en que en esa época ya no se
vacunaba. Creímos que estos animales que se habían mezclado constantemente con
otros y podían llevar el virus de la FPC a esa zona libre. Estrada et al. (2001) le preguntaron al
comerciante en animales si conocía acerca de la campaña nacional contra FPC que
se estaba llevando a cabo en todo el país y para nuestra sorpresa dijo que no
la conocía y que ocasionalmente usaba la vacuna contra FPC cuando llegaban los
cerdos.
Lozada et al. (2003) estudiaron los brotes de FPC en
la zona traspatiera de la Zona Libre de FPC. Pudo diagnosticar la FPC en una zona de granjas pequeñas que tenían relativamente pocos cerdos. Para hacer
el diagnóstico de FPC tomaban 5 cerdos de bajo peso, se sacrificaban, y con los
tejidos linfáticos se hacía el diagnóstico con la Reacción en Cadena de la
Polimerasa Reversa (RT-PCR). Encontraron que efectivamente los animales tenían
virus pero no los cinco sino siempre eran menos. El análisis de riesgo mostró
que se infectaban los cerdos debido a la cercanía con una granja infectada.
Esto era debido a que constantemente se prestaban los implementos, los
trabajadores iban de una granja a otra, era probable que todo alrededor de la
granja estuviera contaminado debido a que los trabajadores llevaban el virus en
los zapatos, los vehículos, etc. A los porcicultores de la zona se les indicó
que era necesario vacunar a todos los animales utilizando una aguja por animal.
Una vez terminado este estudio quedó claro que el virus de la FPC se movía a
través de los cerdos de traspatio, en todo el país y la característica
principal no era la mortalidad sino que había muchos animales de bajo peso;
esto quizá era debido a que la infección viral de los leucocitos virus producen
el Factor de Necrosis Tumoral (TNF). Esto nos hizo pensar que era importante
estudiar el cerdo portador y principalmente la cerda portadora como había sido
reportado con anterioridad.
Con objeto de determinar si un programa de vacunación muy intenso y sí la
inmunidad de piara que se lograba era importante para eliminar el virus de una
piara de ciclo completo de alrededor de 1, 500 hembras. Con este sistema se
redujo la a aparición de cerdos flacos y se empezaron a producir animales de
buen peso. Después de año y medio el dueño vio buenos resultados por lo que
dejó de vacunar sin consultarlo. Inmediatamente empezaron a aparecer cerdos
flacos y positivos a RT-PCR a FPC por lo que desistimos pues si el dueño no
estaba de acuerdo no podíamos hacer nada. Entonces pensamos si eliminábamos las
cerdas portadoras y continuábamos vacunando, se tendría que reducir la cantidad
de virus circulando. Este experimento lo hicimos en una granja de ciclo
completo de por lo menos 2, 000 hembras, donde había muchos cerdos de destete,
crecimiento y finalización de bajo peso a los cuales se diagnosticó FPC. El
problema era como detectar a la cerda portadora. Se hizo termometría a todas
las cerdas, pero tenían la temperatura rectal normal. No encontramos a ninguna
con fiebre; entonces pensamos en eliminar las cerdas que no querían comer,
medimos el número de cerdos flacos y con ese procedimiento efectivamente empezó
a disminuir el número. El dueño se empezó a quejar pues estábamos eliminando
sus cerdas y no aumentaba la productividad. Nos informaron que la granja que
estaba a un lado, también tenía el mismo problema y además vendían cerdos. Por
lo tanto desistimos en el programa de eliminación de hembras anoréxicas y nos
dimos cuenta, a través de los trabajadores, no de los dueños, que muchas
granjas alrededor tenían el mismo problema y que el virus fácilmente se
difundía.
El siguiente problema era cómo detectar cerdos de traspatio infectados;
para esto se utilizó la termometría por rayos infrarrojos, ya que en esa época
se estaba utilizando, en humanos para detectar los enfermos de influenza. Sin
embargo no funcionó pues no detectaba cambios en temperatura corporal de los
cerdos, a comparación de los humanos.
Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana. La epizootia de los cerdos. 16 de
Noviembre de 1886; Vol. X (14):213-214
Estrada, S.E., Diosdado V.F., Arriaga, R.E., Ávila, S.E., Hernández, C.A. y
Morilla G.A.. Evaluación de algunos factores que pudieron influir en el
incremento de la Fiebre Porcina Clásica en el Estado de México, México, durante
1997. Vet. Méx. 2001; 32 (1):47-53.
Gómez, J. de la L. 1892. Mal rojo del ganado porcino en México Estudio
presentado al Consejo Superior de Salubridad por el Vocal J. de la Luz Gómez.
Gac. Méd. Méx. Tomo XXVII, 5: 188-197, 5: 201-220.
López, V.E. 1918. Mal rojo mexicano del cerdo y su vacunación preventiva.
Memorias y Rev. Soc. Científ. Antonio Alzate 38:227
Lozada, A., Estrada, E., Diosdado, F., Socci, G., Carrera, E.,
González-Vega, D., García, H., Morilla, A. Estudio epidemiológico de la fiebre
porcina clásica en granjas del altiplano de México. Téc. Pec. Méx. 2003;
41(3):261-274.
Martínez Jaúregui, M.A.; Torres J.; A.G. Martínez, D.
Bordier,; Partida y A. Morilla. Análisis de la cadena de frío de la vacuna
contra la fiebre porcina de los cerdos. Téc. Pec. Mex., 1992; 30 (1): 23-30
Martínez, S.A., Izeta, M.J., Arriaga, D.C. y Morilla, A.
Efecto inmunosupresor del virus de la fiebre porcina clásica (FPC). En,
Resúmenes del IX Congreso Nacional de Inmunología, Monterrey, N.L., 30 de
octubre a 2 de noviembre de 1991. p: 228.
Martínez, A., F. Aguirre, P. Aguilar y A. Morilla. 1992. Evaluación de
campo de la vacunación contra la fiebre porcina clásica (FPC). Resúmenes de la
Reunión de Investigación Pecuaria en México, 1992. 3-6 de noviembre de 1992,
México, D.F. p: 305.
Ramírez Necoechea R. Introducción En, 1er Congreso Nacional sobre Fiebre
Porcina Clásica. Ramírez Necoechea R. y Dousset J.L. Editores, 3 y 4 de mayo de
1991. P: 2.
Ramírez Necoechea R.; Alonso Spilsbury M.L.; Mota Rojas D.; Lemus Flores C.
y Escobar Ibarra I. “Historia del cólera porcino (fiebre porcina clásica) en
México en el siglo XX” Publicado por la Universidad de Nayarit, México.
Román de Carlos, A. M.; López Montelongo, C.; Cervantes Sánchez, J.M. 2013.
Epizootias que afectaron a los animales domésticos en México durante el Siglo
XX. En: http://expresionesveterinarias.blogspot.mx/2013/12/epizootias-que-afectaron-los-animales.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario