18 feb 2015

CRÓNICA DE LA FIEBRE PORCINA CLÁSICA



CRÓNICA DE LA FIEBRE PORCINA CLÁSICA O CÓLERA PORCINO EN MÉXICO

Antonio Morilla González



Contenido
Historia de la FPC
Historia de la cepa vacunal PAV-250
Experiencias con las pruebas de potencia de las vacunas en el laboratorio y en el campo
Referencias

Historia

La enfermedad se describió por primera vez como una enfermedad mortal para los cerdos cerca del Río Ohio en los Estados Unidos; esto era debido a que en la década de 1830 había muchas destilerías para producir cerveza. Los desechos eran utilizados para alimentar a los cerdos, por lo que los cerdos eran llevados de todos lados hasta llegar a una población de alrededor de 3, 000,000. En esta población se presentó un brote de FPC con una elevada mortandad. Debido a que los animales también presentaban diarrea le llamaron Hog Cholera o Cólera Porcino porque la gente estaba familiarizada con el Cólera Humano y la enfermedad en cerdos también se presentaba con diarrea.

En el Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana de 1886 apareció “…….. que el ganado de cerda que se introduce a esta capital procedente del Estado de Michoacán, se halla infestado con una enfermedad contagiosa que determina la muerte violenta en el mismo ganado…..” “…. esta enfermedad no se había visto nunca antes… ” por lo que organizaron una comisión para hacer el diagnóstico y evitar que se difundiera, la cual concluyó que se trataba de la “……enfermedad roja de los puercos….. ” y que para evitar que se difundiera más se implementaron nueve disposiciones entre la cuales estaba que no entraran más animales de Michoacán, que debido a que probablemente venía de los Estados Unidos que se inspeccionaran los animales, etc. Esta nota estaba firmada por el Dr. José de la Luz Gómez. Probablemente esta es una de las primeras informaciones de la presencia de las llamadas enfermedades rojas de los cerdos en las que se incluyen FPC, Salmonella choleraesuis y Erisipela, en el país (Gómez 1892; López 1918).

Para evitar que entraran animales infectados se publicó en el Diario Oficial de la Federación el día 18 de julio de 1923 un Decreto prohibiendo la importación de animales afectados de enfermedades infectocontagiosas de la Secretaria de Agricultura y Fomento (SAF).

El MVZ Ramiro Ramírez Necochea informó que hizo el primer aislamiento del virus, le denominó cepa Copilco y que el hallazgo fue publicado en la primera Reunión Anual del CENIP en 1963 (Ramírez Necochea comunicación personal).

El MVZ Ramírez Necochea et al. Escribieron un libro sobre “Historia del cólera porcino (fiebre porcina clásica) en México en el siglo XX” en donde describen principalmente la historia de las vacunas. En: https://books.google.com.mx/books?id=FldcwfNDJmMC&pg=PA145&dq=colera+porcino+mexico&hl=es-419&sa=X&ei=P-rkVNKKJePGsQTqzoGgCA&ved=0CB0Q6AEwAA#v=onepage&q=colera%20porcino%20mexico&f=false

La FPC o Cólera Porcino que es viral sólo se puede controlar por vacunación. Para hacer la vacuna se inoculaba con snagre conteniendo virus de FPC a un cerdo y cuando alcanzaba una temperatura rectal entre 40◦C a 41◦C se sangraba usando un anticoagulante, se le adicionaba cristal violeta y se mantenía a 37◦C por una hora para inactivar el virus. De esta sangre se vacunaban cerdos susceptibles con 2 ml pero debido a que la inactivación del virus no siempre era la adecuada llegaba a provocar brotes de FPC.

La actualmente llamada Fiebre Porcina Clásica (FPC) se le llamó en un inicio Cólera Porcino. En una reunión en 1991 se le cambió el nombre de Cólera Porcino al de Fiebre Porcina Clásica (FPC) para evitar que la enfermedad se confundiera con el brote de Cólera Humano que había llegado a América en esas fechas y evitar una mala interpretación por parte del público.

Román et al. (2014) mencionaron que la “Fiebre Porcina Clásica es la enfermedad que más estragos ocasionó en la porcicultura en México en el siglo XX. De acuerdo a estimaciones de José María Pérez Hernández en 1861 había en el país un total de 3, 867,494 cabezas de ganado porcino y según Ramírez Necoechea, debido a la FPC el número de cabezas se redujo a 643 mil para 1897.
Eutimio López Vallejo  en 1918 reportó el aislamiento de la sangre y órganos de cerdos enfermos de Rouget, una bacteria que le llamó Coco bacilo del mal rojo mexicano del Cerdo. En esa época no se distinguía la erisipela, salmonelosis y al cólera porcino le llamaban Pneumoenteritis

P. Solana Martagón

“Pablo Correa regresó de su maestría en 1966. Debido a que manejaba cultivos de células para el crecimiento del virus a diferencia del procedimiento que se usaba anteriormente que era embrión de pollo, se construyó un edificio diseñado para el manejo de los virus y de esta manera se trabajó con los problemas virales que aquejaban la ganadería del país. En una visita del Dr. James Baker de la Universidad de Cornell, E.U., que vino a México por invitación de Ricardo Flores, se planteó el problema del cólera porcino, (fiebre porcina clásica) en el país y la falta de una vacuna efectiva para su control. El Dr. Baker le dio al Dr. Flores la cepa PAV250 con la que el Dr. Correa obtuvo semilla suficiente para llevar a cabo los trabajos que demostraron la eficacia de esta vacuna para proteger a los cerdos contra el cólera porcino. Esta vacuna posteriormente fue entregada a PRONABIVE. A través de su uso masivo en todo el país se pudo lograr la erradicación del cólera porcino”

Desde inicios de la década de 1980 se sabía que era necesario hacer pruebas de potencia de las vacunas antes de que salieran al mercado. El MVZ Mario Martell y el MVZ Antonio Morilla se abocaron a hacerlas y se encontró que efectivamente casi el 30% de los lotes de vacuna no pasaban las pruebas, que consistía en vacunar a 5 cerdos los cuales se desafiaban junto con 3 cerdos centinelas con virus de desafío.

El Dr. Morilla se abocó a hacer la misma prueba pero en condiciones de granja; para esto solicitaba a los porcicultores 5 cerdos que habían sido vacunados por lo menos 15 días antes en condiciones de la granja; eran transportados a las unidades de aislamiento y ahí eran desafiados junto con testigos. Martínez et al, (1992) encontraron que no todos los cerdos estaban completamente inmunes, o sea que los 5 cerdos estuvieran protegidos. Debido a que sólo el 56% de los lotes de cerdos estaban completamente protegidos y el 44% restante la inmunidad era variable siendo desde 4 inmunes de los 5 vacunados hasta llegar a 0 inmunes.

Debido a que en condiciones de campo la vacuna de virus vivo, en ocasiones, no tenía la potencia adecuada y las piaras no quedaban sólidamente inmunizadas. se analizaron los pasos de la vacuna en la cual podría debilitarse. Martínez Jaúregui et al. (1992) analizaron la cadena de frío, pensando que la vacuna se calentaba en su trayecto pero no fue así. Martínez et al. (1991) sospecharon que la vacuna no era eficaz cuando se vacunaba durante el destete, pues éste era inmunosupresor, y sí se vacunaba durante ese período la vacuna no iba a ser eficaz; para nuestra sorpresa la vacuna de virus vivo si protegía a los cerdos que habían sido vacunados en esa etapa. Además habíamos observado que los trabajadores para facilitar la vacunación vertían los frascos de vacuna de 50 ml en una botella limpia de 500 ml a la que se le ponía una jeringa automática; la botella y la jeringa automática la ponían en la bolsa trasera del overall y de esta manera se podía vacunar una gran cantidad de cerdos. Debido a que la botella se calentaba en la bolsa trasera del overall, pensamos que al calentarse la vacuna de virus vivo, se inactivaba; por este motivo procedimos a diluirla y la pusimos en baño María a 37◦C hasta por una hora. Vacunamos a 5 cerdos y después de dos semanas los desfiamos. Para nuestra sorpresa la vacuna calentada en esas condiciones, protegía a todos los cerdos. O sea que el virus vacunal era muy resistente a la temperatura pues no se había destruido cuando se puso por 60 minutos a 37◦C. Más adelante el Dr. Terpstra comentó que la vacuna se inactivaba a los 90 minutos a 37◦C (Terpstra, C. comunicación personal). Otro problema que observábamos es que se utilizaba la misma aguja para vacunar una gran número de cerdos. A veces después de vacunarlos aparecía un brote de FPC y sospechamos que era debido a que se utilizaba un sola aguja la que transfería el virus, en caso de que hubiera uno virémico. Entonces iniciamos una campaña para que se usara una “aguja por animal” para evitar este problema

En una ocasión el dueño de una granja nos comentaba que la vacuna estaba provocando choques en los animales. Fuimos a ver y resultó que se estaban chocando los cerdos que eran vacunados por primera vez, lo que sugería que no era choque anafiláctico por IgE; sospechamos que se trataba de un choque endotóxico por contaminación bacteriana de la vacuna. Para demostrarlo le inyectamos a los cerdos 100 microlitros de vacuna en la oreja, e inmediatamente les apareció un hematoma, lo que sugería que efectivamente se trataba de un choque endotóxico. En el laboratorio sembramos la vacuna y encontramos que estaba muy contaminada. Se lo comentamos al productor de la vacuna, se enojó y nos dijo que gracias y se fue.

En la Zona Libre de FPC, donde estabamos trabajando, los casos de FPC habían desaparecido después de la vacunación de todos los cerdos tanto tecnificados como de traspatio. Esto indicaba que la inmunidad de hato casi de 100% evitaba que se presentara la enfermedad. El MVZ Eder Estrada en esa época estaba haciendo una encuesta sobre cómo se movían los cerdos de traspatio que se vendían en los mercados de animales. En el Estado de México le dijeron que los cerdos provenían de la zona traspatiera de la Zona Libre y sí no se vendían en el mercado del Edo. de México, los llevaban a otro mercado que podría ser Puebla y si no se vendían entonces los llevaban a otros mercados, por ejemplo el de Veracruz; sin embargo cuando los cerdos estaban baratos en alguno de los mercados, los compraban y si no se vendían regresaban hasta las granjas traspatieras de la Zona Libre de FPC, en que en esa época ya no se vacunaba. Creímos que estos animales que se habían mezclado constantemente con otros y podían llevar el virus de la FPC a esa zona libre. Estrada et al. (2001) le preguntaron al comerciante en animales si conocía acerca de la campaña nacional contra FPC que se estaba llevando a cabo en todo el país y para nuestra sorpresa dijo que no la conocía y que ocasionalmente usaba la vacuna contra FPC cuando llegaban los cerdos.

Lozada et al. (2003) estudiaron los brotes de FPC en la zona traspatiera de la Zona Libre de FPC. Pudo diagnosticar la FPC en una zona de granjas pequeñas que tenían relativamente pocos cerdos. Para hacer el diagnóstico de FPC tomaban 5 cerdos de bajo peso, se sacrificaban, y con los tejidos linfáticos se hacía el diagnóstico con la Reacción en Cadena de la Polimerasa Reversa (RT-PCR). Encontraron que efectivamente los animales tenían virus pero no los cinco sino siempre eran menos. El análisis de riesgo mostró que se infectaban los cerdos debido a la cercanía con una granja infectada. Esto era debido a que constantemente se prestaban los implementos, los trabajadores iban de una granja a otra, era probable que todo alrededor de la granja estuviera contaminado debido a que los trabajadores llevaban el virus en los zapatos, los vehículos, etc. A los porcicultores de la zona se les indicó que era necesario vacunar a todos los animales utilizando una aguja por animal. Una vez terminado este estudio quedó claro que el virus de la FPC se movía a través de los cerdos de traspatio, en todo el país y la característica principal no era la mortalidad sino que había muchos animales de bajo peso; esto quizá era debido a que la infección viral de los leucocitos virus producen el Factor de Necrosis Tumoral (TNF). Esto nos hizo pensar que era importante estudiar el cerdo portador y principalmente la cerda portadora como había sido reportado con anterioridad.

Con objeto de determinar si un programa de vacunación muy intenso y sí la inmunidad de piara que se lograba era importante para eliminar el virus de una piara de ciclo completo de alrededor de 1, 500 hembras. Con este sistema se redujo la a aparición de cerdos flacos y se empezaron a producir animales de buen peso. Después de año y medio el dueño vio buenos resultados por lo que dejó de vacunar sin consultarlo. Inmediatamente empezaron a aparecer cerdos flacos y positivos a RT-PCR a FPC por lo que desistimos pues si el dueño no estaba de acuerdo no podíamos hacer nada. Entonces pensamos si eliminábamos las cerdas portadoras y continuábamos vacunando, se tendría que reducir la cantidad de virus circulando. Este experimento lo hicimos en una granja de ciclo completo de por lo menos 2, 000 hembras, donde había muchos cerdos de destete, crecimiento y finalización de bajo peso a los cuales se diagnosticó FPC. El problema era como detectar a la cerda portadora. Se hizo termometría a todas las cerdas, pero tenían la temperatura rectal normal. No encontramos a ninguna con fiebre; entonces pensamos en eliminar las cerdas que no querían comer, medimos el número de cerdos flacos y con ese procedimiento efectivamente empezó a disminuir el número. El dueño se empezó a quejar pues estábamos eliminando sus cerdas y no aumentaba la productividad. Nos informaron que la granja que estaba a un lado, también tenía el mismo problema y además vendían cerdos. Por lo tanto desistimos en el programa de eliminación de hembras anoréxicas y nos dimos cuenta, a través de los trabajadores, no de los dueños, que muchas granjas alrededor tenían el mismo problema y que el virus fácilmente se difundía. 

El siguiente problema era cómo detectar cerdos de traspatio infectados; para esto se utilizó la termometría por rayos infrarrojos, ya que en esa época se estaba utilizando, en humanos para detectar los enfermos de influenza. Sin embargo no funcionó pues no detectaba cambios en temperatura corporal de los cerdos, a comparación de los humanos.
Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana. La epizootia de los cerdos. 16 de Noviembre de 1886; Vol. X (14):213-214

Estrada, S.E., Diosdado V.F., Arriaga, R.E., Ávila, S.E., Hernández, C.A. y Morilla G.A.. Evaluación de algunos factores que pudieron influir en el incremento de la Fiebre Porcina Clásica en el Estado de México, México, durante 1997. Vet. Méx. 2001; 32 (1):47-53.

Gómez, J. de la L. 1892. Mal rojo del ganado porcino en México Estudio presentado al Consejo Superior de Salubridad por el Vocal J. de la Luz Gómez. Gac. Méd. Méx. Tomo XXVII, 5: 188-197, 5: 201-220.

López, V.E. 1918. Mal rojo mexicano del cerdo y su vacunación preventiva. Memorias y Rev. Soc. Científ. Antonio Alzate 38:227

Lozada, A., Estrada, E., Diosdado, F., Socci, G., Carrera, E., González-Vega, D., García, H., Morilla, A. Estudio epidemiológico de la fiebre porcina clásica en granjas del altiplano de México. Téc. Pec. Méx. 2003; 41(3):261-274.

Martínez Jaúregui, M.A.; Torres J.; A.G. Martínez, D. Bordier,; Partida y A. Morilla. Análisis de la cadena de frío de la vacuna contra la fiebre porcina de los cerdos. Téc. Pec. Mex., 1992; 30 (1): 23-30

Martínez, S.A., Izeta, M.J., Arriaga, D.C. y Morilla, A. Efecto inmunosupresor del virus de la fiebre porcina clásica (FPC). En, Resúmenes del IX Congreso Nacional de Inmunología, Monterrey, N.L., 30 de octubre a 2 de noviembre de 1991. p: 228.

Martínez, A., F. Aguirre, P. Aguilar y A. Morilla. 1992. Evaluación de campo de la vacunación contra la fiebre porcina clásica (FPC). Resúmenes de la Reunión de Investigación Pecuaria en México, 1992. 3-6 de noviembre de 1992, México, D.F. p: 305.

Ramírez Necoechea R. Introducción En, 1er Congreso Nacional sobre Fiebre Porcina Clásica. Ramírez Necoechea R. y Dousset J.L. Editores, 3 y 4 de mayo de 1991. P: 2.

Ramírez Necoechea R.; Alonso Spilsbury M.L.; Mota Rojas D.; Lemus Flores C. y Escobar Ibarra I. “Historia del cólera porcino (fiebre porcina clásica) en México en el siglo XX” Publicado por la Universidad de Nayarit, México.

Román de Carlos, A. M.; López Montelongo, C.; Cervantes Sánchez, J.M. 2013. Epizootias que afectaron a los animales domésticos en México durante el Siglo XX. En: http://expresionesveterinarias.blogspot.mx/2013/12/epizootias-que-afectaron-los-animales.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario